lunes, 3 de diciembre de 2007

Origen y evolución del hombre


Se supone que la línea de los homínidos se separo de la línea de los simios hace unos cuatro o cinco millones de años.
Es evidente que los primeros hominidos adquirieron una postura bípeda antes de que el encéfalo aumentara de tamaño.
Los cambios evolutivos que han ocurrido desde los primeros hominidos hasta el ser humano moderno son obvios en alguna de las características del esqueleto, en particular el cráneo. Comparado con el de los simios, el sistema oseó del ser humano presenta claras diferencias que reflejan su capacidad de mantenerse erguido y caminar en dos pies.
Entre las diferencias en el esqueleto se incluyen mayor curvatura de la columna para mejorar el equilibrio y la distribución del peso. La pelvis humana es mas corta y mas redondeada, lo que permite una mejor inserción de los músculos utilizados para la marcha erguida. El agujero occipital se localiza en la parte posterior de la caja craneal en los simios en tanto que en el ser humano esta en el centro de la parte inferior, lo cual deja a la cabeza en una posición adecuada para la marcha erguida. Un incremento en la longitud de las piernas respecto de los brazos y el cambio de posición del pulgar del pie para alinearlo con el resto de los dedos del pie adaptaron a un mejor a los homínidos primitivos para el bipedismo.
Otra tendencia importante hacia la aparición del ser humano es un incremento en el tamaño del encéfalo respecto de la talla corporal. Además, los simios poseen en el cráneo prominentes bordes óseos sobre las cuencas de los ojos, en tanto que estos bordes supraorbitarios están casi del todo ausentes en el cráneo humano. El rostro del ser humano es mas plano que el de los simios y los maxilares son distintos.

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